
Por: Juan Diego Lopera Echavarría
- Para el psicoanálisis el sujeto no es una entidad primaria, homologable con el individuo o con un cuerpo humano, sino una construcción que cada infante (cachorro humano) debe llevar a cabo a partir de su encuentro con el significante, es decir, con la realidad humana constituida a partir de la existencia del lenguaje. Esta constitución subjetiva es concebida a menudo dentro del psicoanálisis como la instauración de la falta, de la dimensión de la carencia, de la cual, como privilegio ante los animales, sólo es consciente el ser humano.
- Dicho en otros términos: el sujeto, gracias al lenguaje, puede no sólo saber sino también, conocer, esto es, saber que sabe, pero a la vez, por la misma condición de que puede conocer, saber que no sabe. Es así como se puede hablar de la existencia de un sujeto del inconsciente: un saber fundamental y con frecuencia determinante para el sujeto, pero al que éste no puede acceder sino a medias.
- Existen formas de constitución psíquica, que resultan, como se ha dicho, del encuentro del infante con la realidad.
- Estas formas son conocidas como estructuras clínicas, que, en el psicoanálisis, son básicamente tres: la neurosis, la perversión y la psicosis. Estas estructuras clínicas no son patologías, sino tres posibles formas de enfrentar la existencia (la realidad) que cada sujeto adopta de acuerdo a las combinaciones singulares de los factores causales de lo psíquico: lo biológico (individual y ambiental), lo discursivo (singular y cultural) y lo circunstancial (accidental y ocasional), sin olvidar"
- Ahora bien, la adopción de una de estas estructuras está en íntima relación con la manera como un sujeto se relaciona con el saber, y más específicamente, con la posibilidad de saber sobre sí. En la neurosis, el sujeto decide saber sobre sí, pero reprime este saber; en la perversión, el sujeto sabe de sí y de la realidad, pero a la vez, desmiente este saber; en la psicosis, el sujeto se escinde o separa de las posibilidades del saber forcluyéndolo
- . Como puede verse, lo esencial del sujeto para el psicoanálisis, aquello que lo constituye y que lo hace ser humano en cuanto tal, tiene que ver con la problemática del saber, con lo que los griegos, y en especial Sócrates señalaba acerca del malvado: aquel que es malo, lo es por ignorancia, mientras que quien es bueno y virtuoso, tiene sabiduría, una sabiduría paradójica, consistente en reconocer que, precisamente, se sabe que no se sabe."