EL CLUB DE LOS NEGOCIOS RAROS O LA AGENCIA DE AVENTURAS
Las figuras que ocupan el lugar de Sujeto,
Entendido como experiencia de vacío.
Huésped de una potencia
Que auxilia al sujeto en el devenir de la vida.
"Nunca pertenecería a un Club
que admitiera
como socio
a alguien como
yo.”...
Groucho Marx
El escritor Gilbert Keith Chesterton, en su libro “El Club de los Negocios Raros”, cuenta que el protagonista y narrador, Swimburne, presume de lo contrario de Groucho Marx y asegura que adora pertenecer a cuantos más clubes posibles mejor:
Groucho,
nos advierte que mantendrá a salvo su identidad, para no contaminarla de
pluralidades.
A
cambio, el protagonista del cuento de Chesterton, trata de Uno
que se ha desquiciado en la figura de la no pertenencia, (al ser de muchos no
es de ninguno, ni este, ni aquel etc.), un Tipo
que sale de su casa por la mañana buscando “algo pernicioso y temible, algo
incompatible con una vida mezquina, algo desconocido, algo absorbente,
desprendido de su anclaje y bogando libertad,” tal como decía Walt Whitman.
“Podría decirse que soy un coleccionista de clubes, y lo cierto es que he logrado reunir una enorme y fantástica variedad de ejemplares desde los tiempos de mi osada juventud en que ingresé en el Ateneo. Puede que algún día refiera historias de algunas de las otras corporaciones a las que he pertenecido. Contaré quizá las hazañas de la Sociedad del Calzado del Muerto (comunidad aparentemente inmoral, pero que tenía sus oscuras razones de existencia). Explicaré el curioso origen de la asociación El Gato y el cristiano, cuyo nombre ha dado lugar a lamentables tergiversaciones. Y el mundo sabrá, al menos, por qué el Instituto de Mecanógrafos se fusionó con la Liga del Tulipán Rojo. De El Club de las Diez Tazas de Té no me atreveré, por supuesto, a decir una palabra.”
G.K.CH.
AGENCIA DE AVENTURAS
THE GAME
http://www.youtube.com/watch?v=CY2Zm87EmBE
UN SERVICIO DE AUXILIO AL SUJETO EN EL DEVENIR DE LA VIDA
“El hombre que siente el deseo de una vida variada, satisface una suma anual o trimestral a la Agencia de Aventuras, y ésta por su parte se encarga de rodearle de acontecimientos fantásticos y sorprendentes. Cuando el hombre en cuestión sale de casa, se le acerca un individuo excitadísimo que le asegura que existe un complot contra su vida, o bien el hombre coge un coche y se ve conducido a un fumadero de opio, o recibe un telegrama misterioso o una visita dramática, e inmediatamente se encuentra envuelto en una vorágine de acontecimientos.”
Importa la figura del sobresalto, lo incierto, lo imprevisible, la bifurcación borgeana, asombrarse ante el suceso imprevisto, sospechar de todo aquello que se presenta como tecnología (termino entendido como el juego reciproco entre técnica y saber) de la seguridad para la afirmación de lo común, lo cotidiano, y de la identidad.
Provocar a todo aquel artefacto que implique detención, o el mediocre conformismo de lo que se presenta como seguro, o se expresa inamovible, destinado a cerrar el paso, (como dice un escritor con cierto humor, las cerraduras Yale, los preservativos, las píldoras anticonceptivas, las agendas, los paracaídas, las alarmas) todos inventos evitativos de fugas y devenires.
La figura que ocupa el lugar del sujeto se ofrece a la posibilidad de la infinita variación del devenir
Podrán los vivientes sentarse a esperar en el sillón del living que la aventura de las figuras vayan a ellos.
Experimentar la hospitalidad de ser pasaje de acontecimientos imprevisibles puede que nos proteja de caer bajo una subjetividad ensombrecida.
Las figuras son grietas por donde puede fluir lo extra-ordinario, o vacilar con todo su misterioso gradiente de intensidades, afectaciones y curiosidades.
Las figuras ofrecidas por la “Agencia de Aventuras”, se sitúan decididamente del lado de las múltiples narraciones y no quieren cuerpos pasivos, escopicos, sino participantes entusiastas movedizos, receptivos, colmados de inquietud.
“Nosotros creemos realizar una noble empresa. Constantemente nos ha obsesionado la idea de que no hay en la vida moderna nada más lamentable que el hecho de que el hombre moderno tiene que satisfacer todas las exigencias artísticas de una manera sedentaria. Si desea volar al país de las hadas lee un libro, y lo mismo hace si quiere sumirse en el fragor de las batallas, o elevarse a los cielos, o salvar toda clase de obstáculos. Nosotros le proporcionamos todas esas visiones, pero al mismo tiempo le obligamos a vivirlas, colocándole en la necesidad de saltar tapias, de pelearse con individuos extraños, de huir por largas calles de turbios perseguidores…, todos ellos ejercicios divertidos y saludables.”
Des-terrado el integrante queda des-cubierto el intrigante.
¿Es lo intrigante, la figura que ocupa el lugar del sujeto?
Máquina-trama-thriller de sucesos y en-red-os de argumentos y narraciones, que pasan, nos pasan o vemos pasar. Dinámicas de la clínica de la intriga.
Permutancia del quien por el que.
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