martes, 16 de julio de 2013

LA MAQUINA DE SONAR III
La Improvisación,
Clínica de la Inconformidad
Gramática sonante de la Subjetividad
Inconformidad: angustia de las formas
Angustia: potencial emancipador
“La creación es un pájaro sin plan de vuelo, que jamás volará en línea recta.”

             La improvisación es un cuerpo viviente, tiene pulso, late, corre, salta, a veces ríe otra llora.
            Cada sonido dice lo que dice y otra cosa también, y más aún: 
            Lo sonoro dice lo que dice y lo sonante otra cosa también.
            Conectando  la idea de improvisación  con “inconformidad” se puede re-pensar la clínica y problematizar las prácticas.
            Interesa de esas prácticas detectar los espacios e intersticios para que lo imprevisto suceda.
            “La salida de una tradición sugiere, casi siempre, una traición: el quebranto de un ritual, el abandono de una convención escénica, la no conservación de algo (lo que no significa una deslealtad teórica)”. 
             Inconformidad: como angustia de las formas, improvisante e  improvisación como criaturas angustiadas cuya vida sonora se forma y se des-forma,
            Las formas insisten en lo instituido, aquello que consolidado determina la inmovilidad de las posibilidades.
            La forma son fijezas de  lo encapsulado, categorías estancas de lo establecido.
            La tenacidad perseverante de la percepción categorial, ejerce el poder de control sobre ejecutante y oyente.
            Ante tal manifestación y separación entre categorías, la percepción paradójica, deconstrucción, antídoto neutralizador y cuestionador de la ilusión de impenetrabilidad de las formas. Inconformismo realizativo de una musicalidad de los intersticios.
            A los medios expresivos resultantes de la percepción categorial,
            1) dramaturgia de la permanencia  
            2) dramaturgia del cambio,
            Contrapone la percepción paradójica una especie de dramaturgia de la incertidumbre, que encuentra su potencial expresivo precisamente en el ámbito donde la separación categorial pierde su estabilidad, en la superficie colindante entre dos categorías preestablecidas.
            Entre estado y proceso, entre repetición y cambio, entre discreto y continuo, entre estatismo y movimiento…, la deconstrucción de categorías musicales cerradas sobre sí mismas hace posible un «más allá de lo categorial», un discurso basado sobre lo interfronterizo, que a su vez deroga la centralidad de diferentes elementos categoriales, haciendo de esta manera posible la existencia de otros elementos, la aparición de «lo Otro».
Intermezzo para pensamientos   
Una propuesta. Introducir lecturas ensayísticas  de otras estéticas, que  conmuevan la vigencia y/o eficacia de los constructos teorico-practicos utilizados al momento, para investigar si sometidos a una interpolación de nuevas ideas éstos permanecen vigentes o fugan a hacia rumbos inciertos.
 Hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor, 
El placer - es más profundo aún que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»
            Una pregunta: subjetividad como resultado del estado de inconformidad?
            Una clínica que tensione las ideas de inconformidad e insatisfacción?
            Una clínica que disloque  al oído poéticamente.
Intermedio lirico l:
            Brain Storm inconformidad: Significante vacio de toda sublevación posible, resistencia como sabiduría, potencia disidente, critica contra los automatismos del sentido común, deseo que se suelta de lo existente, como arrojo que anda, alegría que nace al resistir, prefijo contra las capturas.
            “Sobre formas no hay nada establecido”. Inconformidad tienta movimientos hacia la des-comprensión, la des-interpretación, la des-identificación. La inconformidad como maquina de la creatividad y des-formación.
            Lo neutro es la mano derecha de la inconformidad.
            La inconformidad espera lo venidero, lo inminente como potencia.
            La inconformidad sobreviene como acontecimiento. No como lo que sucede sino como lo que está en lo que sucede.
            Definir es consolidar lo firme de las formas, la convalidación valida  lo instituido, aun definiendo, se puede alcanzar a ver  el hueco  de lo fugitivo. (el agujero central y vacio  en el juego del senku, cuando este lugar esa libre, las formas cambian, lo vacio habilita el devenir). 

           
 Inconformidad: musicalmente hablando es la búsqueda de la variación, y la continuidad, (recurrencia, repetición, y desarrollo, mutación respuesta y contraste) que atienda a lo que desacomoda, a las articulaciones, fuga permanente de la continuidad y de lo establecido, estallido de las “formulas” (forma de las formas) que detienen la posibilidad de lo venidero.
            Inconformidad es cambio de movimiento (variación y frecuencia) y forma. (Articulación y continuidad).
            Inconformidad: potencial emancipador de las formas.
            “Existen otras posibilidades de relación que no sean las del dominio?”
            Inconformidad como lo nunca absoluto.
            La inconformidad asume, la insatisfacción consume.
            La inconformidad potencia el apetito, detecta el hambre como posibilidad por venir  -liberándolo  de su pulsación,  crea el menú,- no necesita comer, le basta la sensación.
             La insatisfacción es voraz, solo quiere ingerir, aloja a la figura de la gula, sin saber muchas veces si ha tenido hambre. Es una ingesta que traga sin degustar. Un acto de llenado de un recipiente agujereado.
            “Nuestros cuerpos orgánicos no son, en este sentido, sino coagulaciones temporales en estos flujos”.

Intermedio lirico ll
            El susurro denota un ruido límite, un ruido imposible, el ruido de lo que, por funcionar a la perfección, no produce ruido; susurrar es dejar oír la misma evaporación del ruido: lo tenue, lo confuso, lo estremecido se reciben como signos de la anulación sonora. la lengua, ¿puede susurrar?.
             Como palabra parece ser que sigue condenada al farfulleo; como escritura, al silencio y a la distinción de los signos: de todas maneras siempre que hay demasiado sentido para que el lenguaje logre el placer que sería el propio de su materia.
             Pero lo imposible no es inconcebible: el susurro de la lengua constituye una utopía. ¿Qué clase de utopía? La de una música del sentido.
             La lengua, susurrante, confiada al significante en un inaudito movimiento, desconocido por nuestros discursos racionales, no por ello abandonaría un horizonte de sentido: el sentido, indiviso, impenetrable, innominable, estaría, sin embargo, colocado a lo lejos, como un espejismo... el punto de fuga del placer.
            El canturreo. Eso que “per-sona” a través de las máscaras. 
            Es el estremecimiento del sentido lo que interrogo al escuchar el susurro del lenguaje, de ese lenguaje que es, para mí, hombre moderno, mi Naturaleza.
Boulez: "Répons" (concierto en vivo)
            Una composición es  una situación, un acontecimiento que despliega  el tiempo por la improvisación sonora... avanza por retorcimientos, enrollados, contorneos, y deformaciones.
             Por ello cuando en una composición, cuando  las relaciones no están determinadas de antemano, lo sonoro encuentra espacio libre para establecer o continuar estableciendo conexiones con lo que lo circunda, Es decir, se actualiza a cada instante.
            El tiempo del acontecimiento es el instante.

Intermedio lirico III
Desviación
Interrogar a la (musicoterapia) no sólo como espacio clínico o zona de identidad personal, sino como modo de intervenir en las discusiones de la cultura; en las preguntas sobre cómo tramamos relaciones con el lenguaje,(gramáticas de lo sonoro) con las representaciones que nos hacemos de nosotros mismos y del mundo; con la idea del porvenir, con los asuntos de la vida: el dolor y el sufrimiento, el deseo y la muerte.
Intermedio lirico IV
Formas poéticas de la improvisación, Correlato Perciano:
            Habría muchos otros modos de nombrarla:
             La mujer de la existencia venidera, la llamadora de ausencias, la que desespera del lenguaje, la que se aloja partida, la que arremete viajera, la enamorada de las ruinas, la que hace el mundo palabra por palabra, (sonido a sonido) la que se siente deletreada por un semianalfabeto, la que vive desnuda como si llevara un traje de vidrio, la que tiene deseos de huir hacia un país más hospitalario, la inlúcida que sabe que ama sombras, la que escribe con humor “mi amante es obscena porque me toca la hora”, la que se da cuenta que cumple una pena por nada, la del lenguaje alejandrino, la que va hacia no hay dónde, la que intenta nacerse sola, la que pregunta cómo es posible no saber tanto, la niña santa y lujuriosa, la que pide ser curada de algo que no se cura, la que advierte que habla para amueblar el escenario vacío del silencio, la que siente que el envejecimiento del rostro ha de ser una herida de espantoso cuchillo, la reina en el exilio, la que simpatiza con todos los sufrimientos, la que piensa que la felicidad consiste en estar a salvo del pronombre yo, la supliciada, la que fue demasiado lejos en su soledad.
Intermedio lirico V
            Que es un “improvisante”?,  alguien que frecuenta y se sustenta con la estofa y la materia de lo sonoro?
            Un inconformista empedernido y tenaz?, un insatisfecho confundido?
            Uno que sabe que para dar cuenta de lo intangible nada mejor que la música.
            Un viviente  lanzado a la suspensión y supresión de las certidumbres, una vez que se lo ha invitado a que diga su contra-dicción. 
            El Improvisante,  tiene a la improvisación como paradero, como hospitalidad urbana amigable, como desatino para la experimentación y la  errancia,  como furia que suena, o se hace sonar.
            Declararse improvisante es practicar la espera afectada de necesaria ansiedad,  es saberse inquietado por la incertidumbre, al acecho de una búsqueda de lo misterioso, o del estallido de lo uniforme y homogenio.
            El improvisante sabe de la paciencia, del pescador, que se sienta en el muelle a mirar los avatares de su anzuelo, sabiendo que el momento de la captura llegará.
            El improvisante intuye que su impulso sonoro será siempre insatisfecho, pero con el tiempo apreciara  esa sensación permanente de incompletud,  de lo siempre imprevisible, lo nunca concluido, lo casi semi-vacío.
            El improvisante sutil ama la no terminación, porque sabe que es el vaivén del movimiento aquello que lo convoca y conmueve.
             El improvisante desconfía de lo que se le presenta como conclusión y evita caer en la trampa seductora del punto final. Elije el continuará… por sobre la palabra fin, como trama cinematográfica de una saga infinita.
            El improvisante es des- amarrado, alguien que para quien el soltarse de los cautiverios  devendrá en alegría.




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