LA MAQUINA DE SONAR III
La Improvisación,
Clínica de la Inconformidad
Gramática sonante de la Subjetividad
Inconformidad: angustia de las formas
Angustia: potencial emancipador
“La creación es un pájaro sin plan de vuelo,
que jamás volará en línea recta.”
La improvisación
es un cuerpo viviente, tiene pulso, late, corre, salta, a veces ríe otra llora.
Cada sonido dice lo que dice y otra cosa también, y más
aún:
Lo sonoro dice lo que dice y lo sonante otra cosa
también.
Conectando la idea
de improvisación con “inconformidad” se puede re-pensar la clínica y
problematizar las prácticas.
Interesa de esas prácticas detectar los espacios e
intersticios para que lo imprevisto suceda.
“La salida de una tradición sugiere, casi siempre, una
traición: el quebranto de un ritual, el abandono de una convención escénica, la
no conservación de algo (lo que no significa una deslealtad teórica)”.
Inconformidad: como angustia de las formas,
improvisante e improvisación como
criaturas angustiadas cuya vida sonora se forma y se des-forma,
Las formas insisten en lo instituido, aquello que
consolidado determina la inmovilidad de las posibilidades.
La forma son fijezas de
lo encapsulado, categorías estancas de lo establecido.
La tenacidad perseverante de la percepción categorial,
ejerce el poder de control sobre ejecutante y oyente.
Ante tal manifestación y separación entre categorías, la percepción paradójica,
deconstrucción, antídoto neutralizador y cuestionador de la ilusión de
impenetrabilidad de las formas. Inconformismo realizativo de una musicalidad de
los intersticios.
A los medios expresivos resultantes de la percepción categorial,
1) dramaturgia
de la permanencia
2) dramaturgia
del cambio,
Contrapone la percepción
paradójica una especie de dramaturgia de la incertidumbre, que encuentra
su potencial expresivo precisamente en el ámbito donde la separación categorial
pierde su estabilidad, en la superficie colindante entre dos categorías
preestablecidas.
Entre estado y proceso, entre repetición y cambio, entre
discreto y continuo, entre estatismo y movimiento…, la deconstrucción de
categorías musicales cerradas sobre sí mismas hace posible un «más allá de lo
categorial», un discurso basado sobre lo interfronterizo, que a su vez deroga
la centralidad de diferentes elementos categoriales, haciendo de esta manera
posible la existencia de otros elementos, la aparición de «lo Otro».
Intermezzo para pensamientos
Una propuesta. Introducir
lecturas ensayísticas de otras estéticas,
que conmuevan la vigencia y/o eficacia
de los constructos teorico-practicos utilizados al momento, para investigar si
sometidos a una interpolación de nuevas ideas éstos permanecen vigentes o fugan
a hacia rumbos inciertos.
Hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor,
El placer - es más profundo aún que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor,
El placer - es más profundo aún que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»
Una pregunta: subjetividad como resultado del estado de
inconformidad?
Una clínica que tensione las ideas de inconformidad e
insatisfacción?
Una clínica que disloque al oído poéticamente.
Intermedio lirico l:
Brain Storm inconformidad: Significante vacio de toda
sublevación posible, resistencia como sabiduría, potencia disidente, critica
contra los automatismos del sentido común, deseo que se suelta de lo existente,
como arrojo que anda, alegría que nace al resistir, prefijo contra las
capturas.
“Sobre formas no hay nada establecido”. Inconformidad
tienta movimientos hacia la des-comprensión, la des-interpretación, la des-identificación.
La inconformidad como maquina de la creatividad y des-formación.
Lo neutro es la mano derecha de la inconformidad.
La inconformidad espera lo venidero, lo inminente como
potencia.
La inconformidad sobreviene como acontecimiento. No como lo
que sucede sino como lo que está en
lo que sucede.
Definir es consolidar lo firme de las formas, la
convalidación valida lo instituido, aun
definiendo, se puede alcanzar a ver el
hueco de lo fugitivo. (el agujero
central y vacio en el juego del senku,
cuando este lugar esa libre, las formas cambian, lo vacio habilita el devenir).
Inconformidad: musicalmente hablando es la búsqueda de la variación, y la continuidad, (recurrencia, repetición, y desarrollo, mutación respuesta y contraste) que atienda a lo que desacomoda, a las articulaciones, fuga permanente de la continuidad y de lo establecido, estallido de las “formulas” (forma de las formas) que detienen la posibilidad de lo venidero.
Inconformidad es cambio de movimiento (variación y frecuencia) y forma. (Articulación y continuidad).
Inconformidad: potencial emancipador de las formas.
“Existen
otras posibilidades de relación que no sean las del dominio?”
Inconformidad como lo nunca absoluto.
La inconformidad asume, la insatisfacción consume.
La inconformidad potencia el apetito, detecta el hambre
como posibilidad por venir -liberándolo de su pulsación, crea el menú,- no necesita comer, le basta la
sensación.
La insatisfacción
es voraz, solo quiere ingerir, aloja a la figura de la gula, sin saber muchas
veces si ha tenido hambre. Es una ingesta que traga sin degustar. Un acto de
llenado de un recipiente agujereado.
“Nuestros
cuerpos orgánicos no son, en este sentido, sino coagulaciones temporales
en estos flujos”.
Intermedio lirico ll
El susurro denota un ruido límite, un ruido imposible, el
ruido de lo que, por funcionar a la perfección, no produce ruido; susurrar es
dejar oír la misma evaporación del ruido: lo tenue, lo confuso, lo estremecido
se reciben como signos de la anulación sonora. la lengua, ¿puede susurrar?.
Como palabra
parece ser que sigue condenada al farfulleo; como escritura, al silencio y a la
distinción de los signos: de todas maneras siempre que hay demasiado sentido
para que el lenguaje logre el placer que sería el propio de su materia.
Pero lo imposible
no es inconcebible: el susurro de la lengua constituye una utopía. ¿Qué clase
de utopía? La de una música del sentido.
La lengua,
susurrante, confiada al significante en un inaudito movimiento, desconocido por
nuestros discursos racionales, no por ello abandonaría un horizonte de sentido:
el sentido, indiviso, impenetrable, innominable, estaría, sin embargo, colocado
a lo lejos, como un espejismo... el punto de fuga del placer.
El canturreo. Eso que “per-sona” a través de las
máscaras.
Es el estremecimiento del sentido lo que interrogo al
escuchar el susurro del lenguaje, de ese lenguaje que es, para mí, hombre
moderno, mi Naturaleza.
Una composición es una situación, un acontecimiento que
despliega el tiempo por la improvisación
sonora... avanza por retorcimientos, enrollados, contorneos, y deformaciones.
Por ello cuando en una composición, cuando las
relaciones no están determinadas de antemano, lo sonoro encuentra espacio
libre para establecer o continuar estableciendo conexiones con lo que lo
circunda, Es decir, se actualiza a cada instante.
El tiempo del
acontecimiento es el instante.
Intermedio lirico III
Desviación
Interrogar a la (musicoterapia) no sólo como
espacio clínico o zona de identidad personal, sino como modo de intervenir en
las discusiones de la cultura; en las preguntas sobre cómo tramamos relaciones
con el lenguaje,(gramáticas de lo sonoro) con las representaciones que nos
hacemos de nosotros mismos y del mundo; con la idea del porvenir, con los
asuntos de la vida: el dolor y el sufrimiento, el deseo y la muerte.
Intermedio lirico IV
Formas poéticas de la improvisación, Correlato
Perciano:
Habría muchos otros
modos de nombrarla:
La mujer de la existencia venidera, la
llamadora de ausencias, la que desespera del lenguaje, la que se aloja partida,
la que arremete viajera, la enamorada de las ruinas, la que hace el mundo
palabra por palabra, (sonido a sonido) la que se siente deletreada por un
semianalfabeto, la que vive desnuda como si llevara un traje de vidrio, la que
tiene deseos de huir hacia un país más hospitalario, la inlúcida que sabe que
ama sombras, la que escribe con humor “mi amante es obscena porque me toca la
hora”, la que se da cuenta que cumple una pena por nada, la del lenguaje
alejandrino, la que va hacia no hay dónde, la que intenta nacerse sola, la que
pregunta cómo es posible no saber tanto, la niña santa y lujuriosa, la que pide
ser curada de algo que no se cura, la que advierte que habla para amueblar el
escenario vacío del silencio, la que siente que el envejecimiento del rostro ha
de ser una herida de espantoso cuchillo, la reina en el exilio, la que
simpatiza con todos los sufrimientos, la que piensa que la felicidad consiste
en estar a salvo del pronombre yo, la supliciada, la que fue demasiado lejos en
su soledad.
Intermedio lirico V
Que es un
“improvisante”?, alguien que frecuenta y
se sustenta con la estofa y la materia de lo sonoro?
Un inconformista
empedernido y tenaz?, un insatisfecho confundido?
Uno que sabe que para
dar cuenta de lo intangible nada mejor que la música.
Un viviente lanzado a la suspensión y supresión de las
certidumbres, una vez que se lo ha invitado a que diga su contra-dicción.
El Improvisante, tiene a la improvisación como paradero, como hospitalidad
urbana amigable, como desatino para la experimentación y la errancia, como furia que suena, o se hace sonar.
Declararse improvisante
es practicar la espera afectada de necesaria ansiedad, es saberse inquietado por la incertidumbre, al
acecho de una búsqueda de lo misterioso, o del estallido de lo uniforme y
homogenio.
El improvisante sabe de
la paciencia, del pescador, que se sienta en el muelle a mirar los avatares de
su anzuelo, sabiendo que el momento de la captura llegará.
El improvisante intuye que
su impulso sonoro será siempre insatisfecho, pero con el tiempo apreciara esa sensación permanente de incompletud, de lo siempre imprevisible, lo nunca
concluido, lo casi semi-vacío.
El improvisante sutil ama
la no terminación, porque sabe que es el vaivén del movimiento aquello que lo
convoca y conmueve.
El improvisante desconfía de lo que se le
presenta como conclusión y evita caer en la trampa seductora del punto final.
Elije el continuará… por sobre la palabra fin, como trama cinematográfica de
una saga infinita.
El improvisante es des-
amarrado, alguien que para quien el soltarse de los cautiverios devendrá en alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario