jueves, 18 de julio de 2013

LA MAQUINA DE SONAR II
-      El arte de la conjetura  musical –

(Improvisación), escritura (sonora) que oscila entre dos lenguas con los efectos de hurto y don inevitables en el traidor juego de quien traduce.
Liliana Heer

Hospedarse en la conflictividad del otro
Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo. 
Alejandra .Pizarnik.

“La imaginación no es atributo común. Poder expresarla requiere lucidez, inteligencia y disciplina.
Hermeregildo Sábat.
           
 Improvisar propone más , un problema que una solución.
 La lucha de la fiera marca una senda a la fiera.
                                                                                    Djuna Barnes.
            Su hábito es el idioma de la ambigüedad, su hábitat lo enigmático, su destino es componer un “ritornello”, morada de la diferencia.
             Entre  la duda y a la incertidumbre, abriga la opacidad, lo alusivo,  lo sugerente, una modalidad de estar o IN o NI, para que el desprevenido tense inocentemente sus  probabilidades.
             Sin embargo, se  permite,  pequeñas detenciones, descansos, mojones o postas circunstanciales para respirar aires nuevos, tomar impulsos,  rebotar sobre las arenas  movedizas  y  saltar  hacia otros confines.
            Una manera de decir difícil de traducir?
 La razón es sedentaria.
La locura es nómade.
 La razón trae el miedo de pasar los límites
. La locura es un poder.
           
 La significación no se esconde para ocultarse sino para insinuarse sutil y esporádica, con el ropaje del Sentido. Tiene un antiguo baúl, colmado de disfraces, dispuestos al uso. Para el sentido todo el año es carnaval!
            La significación vive intangible sobre la superficie, logra acceder allí controlando  las técnicas de lo invisible, aparece con el sigilo  del mimetizado.
             En tanto el sentido, prefiere dialogar con la intimidad, despliega su aroma seductor para que los improvisantes se sientan atraídos por las emanaciones de su fragancia  y sepan que el que está allí es él, se ofrece a la  posibilidad de  embriagarse con su bouquet.
             Su mejor arma es el erotismo, canto de sirena que seduce  dejándose ver  en la entrelinea.
            Erótica de la improvisación: fragmentos de un discurso triangular amoroso articulación geométrica, entre lo sonoro, los improvisantes y el sentido. El éxtasis de  un espacio de canje. El sentido es la plusvalía de la significación.
            Parafraseando a José Luis Pardo: “en que condición lo invisible deviene visible y lo visible deviene visto”  o musicoterapeuticamente hablando en que condición lo sonoro deviene cuerpo intensidad que escucha.
           
 (Poetizar, es hacer estallar el lenguaje, desarticular sintaxis, “en la gramática duerme  el poder”. Se trata de llevar la esencia de lo poético y el pensar a la extrema discordia y de este modo fundar su acuerdo).
            Sin embargo su estilo es darse por cuenta gotas, no vaya a ser que tanto saber termine emborrachando al bebedor. Se toma a sorbos pequeños para disfrutarlo mejor,  como esos refinados licores añejados por el tiempo.
            Nada tan placentero como el gusto que produce saborear lo inesperado.
            La improvisación nos advierte: cuanto más digresión,  mejor!, aliente permanente la dispersión, prefiera los circuitos que se expandan, haga caminos por geografías inexploradas, machete en mano abra el paso apartando la maleza y deje que los rayos de claridad del entendimiento iluminen y entibien  el devenir.
            La improvisación pone al improvisante en estado de indigencia, carencia y necesidad.
            Toda improvisación sonante es cartografía, arroja al ilustrante a dibujar a tiempo real, lo que va haciendo, al instante se desvanece, pero el enigma es el tatuaje sonoro, la marca  que deja en los cuerpos.
           
 Ray Bradbury en el cuento “el hombre ilustrado”, describe un cuerpo dibujado por el que pasan infinitos relatos.
Narraciones que dejan sus marcas, cicatrices de las ficciones de un hablante que ha sido hablado...
           
 Pregnancia de sonido fugaz, donación de lo pasajero, arrebato de las permanencias.
            Si la improvisación es una historia sonora que intenta contarse, siempre trastabilla y no termina de decirse.
            Escritura y des-critura, un ir y venir de la invención al deshecho, una convivencia  copulando en el mismo lecho.
            Entre el adivino y el profeta, la categorización de improsonoro (el adivino) e improsonante (el profeta) dos personajes del decir, dos socios de parrandas y complicidades.
            El improsonoro es adivino en estado de exaltación, le asisten las imágenes y sonidos que brotan de su cuerpo, de su voz, de sus instrumentos, en tanto el improsonante es profeta, reflexiona, resuelve los crucigramas sonoros  y da sentido a las visiones del adivino.
            El profeta, sabe que los enigmas del sentido no tienen solución ni poseen una respuesta única o correcta, mucho menos verdadera. Admite negociar y resolver  ciertas dificultades  posibles pero como parcialidades  y fragmentaciones, nunca el todo,  como una manera de conservar la potencia de lo siempre indeterminado.
            La improvisación degusta del suspenso, pero mucho más de la suspensión, a la que prefiere por sobre la respuesta.
            “Como en toda adivinación el consultante amoroso debe hacer él mismo su verdad”.
            La verdad no nace, ni se encuentra, se origina…
            Los improvisantes, saben que conviene desplazarse por meteorologías transgresoras, micro climas tormentosos, electricidades…turbulencias emocionales (según Bion), que desestabilicen la verticalidad, desvíen los rumbos establecidos, vuelen a la deriva.
            Un viaje en globo con los vientos soplando su  torbellino al azar en la nuca del interesado.
            Inquietud, investigación y misterio, tres figuras que ocupan el lugar del improvisante.
La lucha por una subjetividad moderna pasa por una resistencia a las dos formas actuales de sujeción, una que consiste en individuarnos según las exigencias del poder, otra que consiste en vincular cada individuo a una identidad sabida y conocida, determinada de una vez por todas. La lucha por la subjetividad se presenta, pues, como derecho a la diferencia y derecho a la variación, a la metamorfosis (Deleuze, 1987).
            No se trata de secretos ni de interrogatorios, a la clínica le conviene las preguntas indirectas,  la media voz, la  gramática con faltantes y ausencias, como rompecabezas con piezas perdidas, incompleto, espacios que  necesitan de llenado circunstancial con la invención de cosas nuevas.
            Lo que suena deviene de una pluralidad de causas, causalidad que aloja a su vez una multiplicidad de acontecimientos posibles.

Los surrealistas, proponían una integración de los opuestos.
 Y, aún más, una anulación de los contrarios (Piña, 1999)



http://www.youtube.com/watch?v=EMAYC8BUNHo.

         

 Improvisar, arte de lo conjetural, trabajar con argumentos probables a veces ciertos y otras verosímiles, pero que no se rigen por un método único ni por tecnicismos  organizados de manual.
            Se deja llevar por el proceso creador,  por todos los métodos y ninguno.
            Que las técnicas suelten sus amarras, y se desentiendan de la tutela de la razón, se liberen de la captura de lo obvio para reinventarse y preguntarse:
             Y ahora cómo?  o , y ahora qué?
            La improvisación navega mediante instrumentos y artefactos preparados para la errancia, sus brújulas jamás señalan ni dan en el blanco o indican  un norte sino que cada vez que son consultadas responden en sentido oblicuo, dispositivo cuyo imaginario geométrico no tiene incluida la línea recta ni como respuesta ni como rumbo cierto.
            Se trata de la picardía de un acertijo al que hay que tenerle cuidado porque es un embustero crónico. “el engaño es una disciplina que exige atenciones permanentes”
            El sonido y el sentido   son amistades “anfibológicas”, criaturas laboriosas capaces de vivir tanto en las superficies como en las profundidades, organismos estructuralmente preparados para una existencia de alternancia. Ambos se confabulan, conspiran y copulan para darle un dolor de cabeza a la interpretación.
            Lo indicios y las señas recuerdan que lo que suena dice lo que dice  y más de lo dice y otra cosa distinta también.”Son refugio de un deseo que vive en fuga”
            Los improvisantes, cuando son llevados de la mano por la emoción, disfrutan de la dicha y aun del desvelo de lo enigmático con aquello que  lo sonoro les  propone.
            La música dona a la clínica musicoterapeutica, la idea de improvisación como espacio productivo, figura de la invención y maquina de la  creatividad:
            El tempo de la improvisación no es ni pasado, ni futuro,  sino el devenir, siempre bifurcando por innumerables planos y coexistiendo en simultaneidad.
            “Los devenires son contingentes, no imitan, ni asimilan, son producidos "entre", no tienen que ver con su origen, ni con una meta que se propongan, se producen por medio de desterritorializaciones disimétricas y descodificaciones no planificadas” .Devenir-se es poetizar-se.
            “Los devenires son imperceptibles, las cosas nunca pasan allí donde se cree que van a pasar, ni por los caminos que se esperan”.
            Idea tomada de Borges: en una adivinanza cuyo tema es el ajedrez ¿Cuál es la única palabra prohibida? Respuesta, la palabra ajedrez. Los acertijos siempre encubren aquellas palabras que puede dar pistas u  orientar hacia la solución.
            La improvisación se satura con todo lo que no muestra. Un exceso de no ausencias, lo esencial es pícaramente invisible a la escucha.

            (Edgar Allan Poe, en el cuento La Carta Robada, da un ejemplo hermoso de la presencia de la ausencia.)
            Los improvisantes saben en su “extimidad” que las improvisaciones engañan sin mentir. Dan contraseñas, pistas falsas, indicios, ilusiones. Juegan más con el misterio porque saben que la mentira tiene patas cortas:
            
Música e improvisación, “dan lo que no hay y fingen lo que no es”, María Zambrano.
           
 Aquello que en la clínica se presenta como lo secreto, aun des-cubriendo parte del la revelación, reserva para sí mismo zonas privadas de no ingreso que guarda para provocar futuras averiguaciones, garantía que su opacidad y  existencia permanecerán presentes. También el secreto tiene sus secretos.
          
  Tres personajes van en busca de un creador: el antropólogo, el detective y el gramático. Tres nuevas indumentarias para el guardarropa del musicoterapeuta.
            
Cuando la belleza de lo sonoro seduce al improvisante, este se desabrocha los ropajes del sentido común, y disfruta de  la frescura de la desnudez, la sensación es la de un soplo intenso de aire que renueva la respiración. El misterio es texto en el teatro privado de las figuras que ocupan el lugar del sujeto.
            La improvisación juega y se divierte con el arte de la indiscreción.
            Cuidado improvisadores!!! A veces la improvisación dice tener algo que no posee, pregona a viva voz con la picardía de un vendedor ambulante una oferta de algo que no se necesita, sabe que su trampa es mantener alerta la in-tensión para combatir el aburrimiento comerciando el sentido común.
            Especulan con nuestras ganas de retornar a un pasado que nunca fue.
            Poder mantener activa la llama de lo in-significante, es combatir la somnolencia de la rutina de “lo mismo”. Lo nimio puede irrumpir como novedad  y contener  a lo secreto con movimientos precisos.
Faunos, demonios y libertinos:
            Fórmula secreta para improvisar I: frotar sonidos, soltar potencias.
            Fórmula secreta para improvisar II: dar lugar a la desmesura de la experiencia sensible.
            Fórmula secreta para improvisar III: hacer pensable, lo impensable que toda sensación comporta.
            Fórmula secreta para improvisar IV: “Hacer audibles fuerzas que en sí mismas no lo son”,
            Improvisando el sentido se disemina, se esparce entre existencias todavía sin representación.
            Es conveniente estar avisados que toda improvisación son solo fragmentos, no sabemos su real dimensión ni conocemos su verdadera magnitud pero sí que es inagotable.
            Lo que escuchamos son retazos  en dis-continuidad, de lo que no escuchamos. Siempre hay saldos pendientes.
            La improvisación ignora más de lo que escucha.
            Lo que queda por oír es más , que lo ya escuchado.
            Mejor ser audaz ante el desorden. “Cualidad evidente del que no corre peligro”
            A veces abrumado por tanto susurro de sonoridad se crean monstruosidades, ideas y  pensamientos, intensidades o afectaciones que se desquician cuando son invitadas a salir  de su cautiverio.
            De pronto el musicoterapeuta devenido en improvisador  se da cuenta bruscamente que constriñe
al sonido en una red de tiranías: se autoproclama único sabedor de la interpretación , dicta leyes consumadas  en lugar de parlamentar con el otro, y lo otro , su par  improvisante , propone una a-simetría que de piadoso deviene monstruoso.

                        A la improvisación no la asusta el descontrol, comprende la necesidad de la demasía como parte del juego, sabe que solo se trata de un animal asustado y conmovido ante tanta libertad, que con el tiempo se tornara representable, y devendrá sonoro
            La improvisación rechaza al musicoterapeuta domador o el domesticador clínico mandatario del despotismo que enclaustra los deseos ajenos, “todo deseo negado de realización genera pestilencia”. Ni carceleros ni prisioneros. Cuando la intervención es intrusiva deja al otro en estado de mudez y asfixia, le quita la disposición  del habla. Preferible la plaga de la anarquía.

El discurso amoroso asfixia al otro, que no encuentra ningún
lugar para su propia palabra bajo ese decir masivo. No es que
yo le impida hablar; pero sé insinuar los pronombres: "
Yo hablo y tú me entiendes, luego existimos" (Ponge). 
A veces,con terror, tomo conciencia de ese vuelco: yo, que me creía
puro sujeto (sujeto sujetado: frágil, delicado, lastimero), me
veo convertido en una cosa obtusa, que anda a ciegas, que
aplasta todo bajo su discurso; yo, que amo, soy indeseable,
alineado en las filas de los fastidiosos: los que son pesados,
molestan, se inmiscuyen, complican, reclaman, intimidan 
(o más simplemente: los que hablan). 
Me he equivocado,
Monumentalmente.

(El otro es desfigurado por su mutismo, como en esos sueños
horrorosos en que una persona amada se nos aparece con la
parte inferior del rostro íntegramente borrada, privada de su
boca; y yo, que hablo, también estoy desfigurado: el soliloquio
hace de mí un monstruo, una enorme lengua.)
          
  El improvisante sabe: en toda improvisación hay tiempos muertos, espacios confinados a la espera de lo que todavía no ha tenido expresión, agujeros donde puede haber vida dentro todavía sin existencia.
            Ofertar Espera es “dar el don de lo posible”.
            Lo que ha sido invitado se ha retrasado en llegar a la cita.
            Demora dramática a la manera de una pieza teatral de tres actos:
            El primero llamado “las suposiciones”, el segundo, “la cólera” y el tercero “la angustia”.
            Tres momentos de aparición aditiva en tanto el tiempo estire,  la llegada tardía de lo que no llego...
            Los improvisadores pueden descubrirse a sí mismo como sufrientes capturados por pasiones  que muchos llaman síntoma y otros llaman figuras. Se trata de alguien que arrastra  un pesado carro con ruedas cuadradas de avance casi imposible. El sufriente no tiene una identidad “sintomátizada”, sino que se aferra a ella y la vive una y mil veces.
            "Dolor por más que me atormentes, jamás diré que eres algo malo". Kant
            A veces la improvisación camina por los huecos de las formas conocidas y otras comparte la visión de lo que oculta. Una clínica de los intersticios. Imprevistos del sentido
            Los improvisantes intuyen que su hacer es efímero, han sido llamados a un acontecimiento singular e irrepetible. Cada vez es una vez, -vivencia de lo único- que desmonta la lógica de la propiedad. Lo que tengo no es más de lo que no tengo.
            Se trata de crear un espacio de la circunstancia, un no encuadre, un no lugar, un no convencional, rodeados de escenografías no usuales, validadas  por el alojar de las afectaciones más intensas del Necesitado.
            Un no consultorio  para la “clínica de la única vez” a la intemperie,  que instala intimidades y complicidades efímeras, construye  con nada un espacio bordeado,  una no habitación no limitada, sin paredes ni techos pero saturada de privacidad, aun en medio de tanta multitud.

"No soy sociable, soy íntima. "
Silvina Ocampo           

Tarea para el pensamiento. Ensanchar la palabra clínica, proveerle elasticidad y novedad,... liberarla de las ataduras que la confinan a lo estrictamente conocido, expandirla hacia donde sea convocada, colgarle las alas de la creatividad.
            Los sonidos de los improvisantes chocan contra los cuerpos, impacto acústico que golpea y se evapora al instante.
             Hace falta que estos des- encuentros se repitan una y otra vez hasta que a fuerza de insistir,  dejen una huella, abran una grieta, hagan una señal, una grafía.
            Afectación que es al mismo tiempo un gesto, una expresión del cuerpo respondiendo, comunicando que ha sido llamado,  lo expresado es el sonido, o más bien, la fuerza con que el sonido ha conmovido ese cuerpo.
            La “cicatriz sonante” es marca intensiva que da cuenta del acontecimiento.
            La improvisación hace huella, instala una memoria, mediante ella, el cuerpo  recuerda la vibración del pasaje del sonido, en tanto la imaginación, habilita la espera, la invocación de la repetición periódica, y la sensibilidad se abre a la  experimentación  con el estallido y el temblor de la emoción.
            Cuando todo esto sucede podemos decir que ha tenido lugar un acontecimiento, un pasaje, el cuerpo se ha “pliegado”, ha sucedido un doblez.
            Para el sonido es un hábitat, que ha encontrado un lugar para existir, en el que devenir-sentido, para el cuerpo un habito, por fin encontrado, en devenir sensible.
                        Para lo sonoro el aprendizaje es sobre el poder de su potencia, para el cuerpo es el aprendizaje de la percepción sensible, y para el tiempo, la  capacidad de generar un espaciamiento para que algo Sea con el desliz del sentido.
            La improvisación avisa por las dudas que a esta altura de las ideas, los improvisantes no se hayan dado cuenta: “toda revelación es a la larga insuficiente…”
            Con el tiempo, todo improvisante devendrá en improvisado,…
            Dejará de improvisar SOBRE acerca de algo , para improvisar DESDE…punto de despegue del devenir…
            Habrá que pensar que querrá decir esto oportunamente.
            Porque  filtrado el fantasma, que queda?


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